Un ensayo breve, sobre "Seguridad urbana y tácticas de
prevención del delito" de Máximo Sozzo, aplicada a temáticas de la
realidad.
Los ejemplos citados por Máximo Zozzo, nos ayuda comprender lo
complejo de la seguridad, con un enfoque en lo urbano y los intentos de varios
países en minimizar la problemática de la violencia.
Es importante señalar que dentro de la política criminal, se encuentran
dos finalidades, la primera es más aplicada en países latinoamericanos o centro
americanos: represión del delito (castigo al sujeto) y la prevención del delito
(antes que se produzca el delito)[1].
Países como Canadá, Inglaterra, Estados Unidos… tienen más de
cinco décadas experimentando con técnicas, algunas han ayudado a minimizar los
delitos, pero siempre carecen de alguna debilidad ya que existe una complejidad
al tratar con el ser humano, también muchos construyen una vida al margen de la
ley, además el mismo sistema los cría y después los desecha.
Es claro que la mayoría de los escritores están de acuerdo sobre
la problemática de índole social, como se describe en el siguiente párrafo:
“la exclusión social de
amplios grupos poblacionales de los beneficios del desarrollo particularmente
de la niñez, adolescencia y juventud, que se deriva del esquema de desigualdad
en la distribución de los recursos así como de las transformaciones de la
economía y del trabajo en el marco de la globalización, y más recientemente, de
la crisis local e internacional, ha creado polos de conflictividad ante las
crecientes demandas de la población”.[2]
La dependencia de algunas naciones como en El Salvador facilita la
desigualdad, la corrupción de los que sustentan el poder (gubernamental y de la
empresa privada).
El
Salvador como país dependiente (especialmente de los Estados Unidos de Norte
américa), ha sido y es víctima histórica de los intereses de los más poderosos;
pero uno de los tantos factores que
golpean a nuestro pueblo es la súper población. Países como Panamá que cuenta
con una extensión geográfica de más del triple del territorio de El Salvador,
con 75,517km2 y con una población de 3,635000 habitantes, Belice que mide una
extensión territorial un poco más que El Salvador 22,965km2 y con una población
de 331,000 habitantes. El caso de El Salvador tiene una extensión territorial
de 21,041km2 y con una población de 6, 326,000 habitantes[3].
Ante esto ¿Es El Salvador un país generadora de mano de obra barata? ¿Cuál es
el camino que se debería tomar para concientizar a las masas? ¿Cómo afecta de
manera negativa, la súper población en el universo del ser humano (personal,
económica, salud, alimentaria, medioambiente, comunitaria, política y
educativa) en el contexto salvadoreño?
Definitivamente
la superpoblación genera inestabilidad, para las grandes mayorías, es uno de
los temas que no ha dado en que pensar a los intelectuales, que se enfocan en
las necesidades, pero que omiten lo que la genera de manera más radical.
Se
considera que cada nación debe estudiar a profundidad desde el aspecto
histórico hasta nuestros tiempos para determinar cuáles factores han influido
sobre la generación de la violencia y que herramientas se pueden utilizar para
mejorar no solamente en la forma o como describe Sozzo “táctica situacional y
ambiental”[4],
sino también que haya cambios de fondo, estructurales.
Al
tratar los resultados de un estudio serio se debe planificar a largo plazo[5],
para 25 a 30 años, teniendo en cuenta que es una política de estado no de
intereses particulares. Además el ciudadano debe participar activamente en
generar la continuidad de las políticas para el bien de sus hijos. La
democracia no es solamente votar en las elecciones de alcaldes, diputados o
presidentes. Es el ciudadano que debe velar por el proceso de transformación
aunque debe ser consiente que todo un proceso histórico de desigualdad, en
todos los sentidos, no cambiará de la noche a la mañana.
En El Salvador poco se ha escuchado de proyectos a largo plazo,
que apelen a la seguridad urbana, más el enfoque estatal ha sido no de
prevención sino de represión.
Algunos intentos para bajar el índice de la violencia han sido
aislados, podemos citar la ciudad de San Salvador y Santa Tecla, que han
tratado de minimizar los delitos por medio de una táctica situacional y
ambiental, mejorando el alumbrado eléctrico, han instalado cámaras de video en
el centro histórico, presencia de agentes del CAM, han mejorado y construido
lugares de esparcimiento como canchas de futbol, parques de recreación… pero el
problema es maquillado ya que los lugares más vulnerables quedan al margen de
estos cambios, lugares como asentamientos, comunidades marginales, mesones…
Una de las debilidades del estado salvadoreños es que no tiene
unidad, cada quien hace lo que le esta encomendado, pero lo que le esta
encomendado tiene sus raíces históricas, por ejemplo las investigaciones
realizadas por CONCULTURA, son de especial interés para la sociedad
salvadoreña, relacionada a nuestros antepasados; pero no existe una relación
con el ministerios de educación para anexar los hallazgos, en la curricular de
los estudiantes en todos los grados académicos.
Aparte de la
debilidad en el Estado Salvadoreño, existe un atraso en relación a las
políticas de prevención.
Todavía se habla de seguridad ciudadana, cuando esa táctica en
parte es buena pero ya está superada, el Dr. Pablo Angarita con un grupo de especialistas
en derecho humano habla de Seguridad Humana, ampliando el criterio de las
necesidades de las mayorías. Desde el Observatorio de Seguridad de Medellín[6]
se plantea una alternativa de seguridad humana y esta toma en cuenta a las víctimas,
son ellas las que pueden darle una mejor solución a la crisis de inseguridad en
los pueblos, se le llama “seguridad humana desde abajo”[7].
Las mayorías de las tácticas se ven desde el escritorio no desde las víctimas,
este método toma en cuenta el elemento más desfavorecido en el mundo de la
delincuencia, la víctima, ellas revelan las necesidades más profundas en los
sectores de riesgos, aunque no se debe enfocar la atención a los sectores más
desposeídos, sino también a los sectores que realizan delitos pero que estos
tienen cuello blanco (sustentan el poder y son difíciles de controlar por la
corrupción que generan). Por eso la víctima es víctima, tanto de los de abajo como
de los de arriba (“poderosos”).
Los gobernantes
deben invertir en políticas de prevención no solamente en represión colocando
más oficiales del “orden público”, o
militares para hacer el trabajo que la policía no puede hacer. Ante la
inserción de elemento de tipo militar en El Salvador no ha dado resultado ya
que el soldado no está capacitado para trabajar con el ciudadano sino para
velar por la soberanía del país. El uso del ejército es una política fracasada;
pero el estado sigue apoyando su aplicación.
Existe un reto
grande para el estado salvadoreño, derribar las barreras que impiden su
crecimiento es todo un camino escabroso, el camino es largo hasta utópico pero
en la misma utopía encontramos un caminar un acercarnos a un mundo mejor.
[1] Sozzo,
Máximo. «Seguridad urbana y tacticas de prevención del delito.» Cuadernos de
Jurisprudencia y Doctrina Penal, 2000 p.2.
[2] Pública,
Ministerio de Justicia y Seguridad. Política Nacional de Justicia y
Seguridad Pública y Convivencia. San Salvador, El Salvador: 2010. p.11
[3] Anuario
estadístico de América Latina y el Caribe, “tabla de población total”. 2012
p.23 la estadística es estimada para el año 2013 y cuenta con el promedio de
miles de personas a mitad de cada año.
[4]
Sozzo, añade que esta táctica
es aplicable cuando los organismos normales han dejado de funcionar y en casos
de crisis son una buena opción, no para erradicar la violencia sino que es
usado como un disuasivo, el delincuente no deja de delinquir, lo que hace es
cambiar la forma de hacerlo o sencillamente se traslada a otro sector que no
tenga complicaciones de seguridad.
[5]
La mayoría de las políticas
en El Salvador son a corto tiempo y cuando los gobernantes llegan al poder, por
ser del partido diferente, tratan de reiniciar con un nuevo proyecto y no le
dan continuidad, esto hace que las políticas preventivas nunca lleguen a ver
los resultados ya sea positivos o negativos.
[6]
Es una ofensa intelectual el
depender de los países “desarrollados”, en relación de lo que más nos conviene
como pueblos independientes, Colombia es un ejemplo de hacer la diferencia.
[7] (compiladora), Heidy Cristina Gómez. Control
Territorial y Resistencias, una lectura desde la seguridad humana.
Medellín, Colombia: La Carrera Editores E.U., 2012. p.29
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