jueves, 31 de enero de 2013

AMAR A DIOS


Con la entrega de los mandamientos en el Antiguo Testamento a Moisés, se traza una brecha en la comprensión sobre Dios, en la humanidad. Dios provee de instrucciones a su pueblo, revelando el amor que el hombre debe a Dios, que no es un amor como la visión griega que refleja el Nuevo Testamento, que desmembraba todo en partes diferentes: eros, ágape… Pero en el pensamiento hebreo, el amor tiene que ver con la totalidad del hombre, el punto de partida es el afecto que el ser humano debe tener a Dios, de Él parte el amor para todo: al amigo, la familia, a los padres, al trabajo, a los pobres...
El hebreo tenía esa visión de unidad, como también reconocía la inseparabilidad del ser humano, el cual es uno, “…y fue el hombre un ser viviente”[1].
El amor es un tema de lo más importantes en la sagrada escritura, y sí es  un tema clave de Dios; por lo tanto debe ser importante para nosotros. Todo lo bueno tiene su esfuerzo y muchas veces el creyente no quiere esforzarse, no quiere pagar el precio que implica el verdadero amor. Por otra parte, no estamos enseñados o preparados para vivir el amor de Dios, la escritora Sima Bazri, hace una introducción muy importante en su libro sobre el matrimonio hablando sobre el amor:

“El amor es una base para la vida en la sociedad… en el mundo moderno se distorsionó su sentido original puesto que el amor es dar, no recibir como servicio del prójimo…los amores del mundo son amores personales y egoístas. El egoísmo exagerado que nos carcome, anula también nuestro amor… nosotros amamos mientras sacamos utilidad de nuestro prójimo, más cuando los intereses chocan se dispersan los amores y se convierten en tristes…”[2]
Es necesario entonces que tengamos una comprensión de lo que es el amor según Dios, no como el mundo lo ha creado, perjudicando el corazón de los hombres.
El horizonte del  cristiano en la actualidad tiene su centro como lo llama Dietrich Bonhoeffer:

“idolatría del éxito…se convierte en siega ante el derecho y la injusticia, verdad y mentira, ciencia e infamia”[3]

Claro está que Bonhoeffer hace una crítica al “nacionalsocialista”[4] liderado por A. Hitler; pero retomamos esta reflexión para marcar los valores de los cristianos de hoy, donde la ausencia del amor es palpable, sustituye el amor por otros “valores”, que anulan la verdad de Dios, centrándose así mismo, él mismo es su dios.
Queda elaborar la pregunta sobre el tema que tratamos:

¿Qué es el amor?

El amor es más que una emoción, ya que las emociones pasan, pero el amor tiene que ver con una mente decidida a un acto de voluntad.[5]
El amor refleja la totalidad de nuestro ser, el amor tiene que ver con, un entregar, y no un recibir, Dios lo testifica, al entregarnos su creación, su Palabra y sobre todo a su Hijo Jesús. Pablo, expresa un detalle muy importante sobre las frases de  Jesús:

“En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.”[6]

El cristiano de hoy está enseñado en recibir, tiene una visión materialista gerencial no pastoral, se sirve de los demás. En este sentido el mensaje Bíblico refleja un dar, y este dar implica llegar hasta las últimas consecuencias, como todo pastor que da su vida por las ovejas. Ser cristiano lleva el compromiso de seguir a Jesús ante su llamado, y eso implica la cruz.

Aunque el ser humano presenta el amor en una escala menos comprometida con su prójimo, ya que reduce el amor solamente a los más cercanos, familia. El amor que modela Jesús, tiene que ver con el reino de Dios que predicaba, la ley que se interpretaba en aquel momento, mandaba amar solamente a los seres más próximos, pero Jesús endurece la instrucción, la lleva a su verdadero sentido práctico, por el puro amor que proviene de Dios.[7]

En el evangelio de Mateo Jesús hace uso del mensaje del Antiguo Testamento, enseñando sobre la importancia del amor a Dios, en la vida del pueblo de Israel

“…Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.  Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”[8]

En este pasaje encontramos tres aspectos a considerar sobre el amor que Dios enseña, lo primero es Amar a Dios, el segundo es amarse a uno mismo, que si no se practica, el tercero amar al prójimo nunca podrá lograrse.
  
  1. Amor por la Palabra
El cristiano debe aceptar, que no podemos amar a Dios, si no aprendemos a amar su palabra, y ¿qué tan dispuestos estaremos al tratar de comprenderla? no como un amor superficial, sin mayor compromiso. El amor con el que el hombre se acerca a la palabra, tiene que ver más con la voluntad y no tanto, con las emociones de querer mejorar su condición difícil de vida, que pueda estar atravesando, que es lo común en nuestro tiempo. Debe de enfocar su corazón en tener un mayor compromiso con Él, a través de su palabra.

Jesús, el maestro, nos enseñó a amar la palabra, él hizo uso de la palabra de Dios (TaNaK)[9], Él mismo se presentó como la práctica de la palabra, la cual daba vida por medio de sus palabras y acciones:

 “el triple empleo de escrito está en el episodio de la tentación…testimonio claro de la confianza personal en la autoridad de las escrituras; lo mismo sucede con la discusión con los judíos sobre el derecho de llamarse Hijo de Dios (Jn.10.31-36), cuyo eje central es la plena confiabilidad de las escrituras”[10]

El cristiano debe amar las escrituras y estar comprometido con Ella, algunos cristianos no comprenden éste apartado, por lo tanto están condenados a no responder al ideal de Dios en sus vidas, no entenderán a Dios, porque el cristiano no se anima a querer entender la palabra de Dios, en consecuencia tendrán una vida perturbada, inestable.

En el salmo 119 encontramos la insistencia del escritor sobre la importancia de la palabra en la vida de los hijos de Dios, los cuales deben de anhelar su entendimiento:

“Para mis pies antorcha es tu palabra, luz para mi sendero”.[11]

El pensamiento judío, identifica los pies como el “apresurare a realizar acciones” que bien pueden ser de bendición si atiende el consejo de Dios. Y la “luz para mi sendero” equivale a la vida que el hombre ha decidido seguir, en este caso el hombre elige el Camino de Dios, que no es solamente el hacer una oración de fe, sin ningún compromiso con todo lo que implica Dios y su creación. Por eso es tan importante la palabra de Dios, para los cristianos de hoy, ya que nos conduce por el sendero de la vida.
  
  1. Amor por uno mismo
Al amar a Dios y a su palabra, tiene como resultado el descubrimiento, de la realidad del ser humano en su situación como hombre, el cual reconoce su compromiso como parte de la creación de Dios, llamado a ser un agente de cambio en el reino de Dios.
Este amor por uno mismo lleva al hombre, a verse como parte importante para Dios, en tal sentido, debe cuidarse, ese cuido debe incluir:

  1. Físicamente: teniendo una alimentación nutritiva y variada considerando las frutas y verduras a su dieta, pescado, productos lácteos como la leche, crema… hacer ejercicio por lo menos dos veces por semana, o más. Realizar un chequeo médico general cada año, por lo menos  y descansar lo suficiente.
  1. Mentalmente: a nuestro juicio debe estar al día con: la política, deporte, ciencia, ecología, problemas sociales, psicología y sobre todo con la Biblia, (área espiritual) debe de tener espacio para la meditación sobre los caminos que llevamos en la vida y el camino que Dios quiere, para el bien de todos. [12]
Estos aspectos son desvalorizados, el descuido en su salud es lamentable. El amor por uno mismo debe incluir la práctica de los consejos mencionados aunque existe un criterio más amplio sobre la salud, con especialistas en cada ramo. Amarnos a nosotros mismos no significa pecado, sino a reconocer que somos muy importantes para Dios, por que el nos ha dado la vida, esto implica que, debemos cuidarnos y dar el máximo potencial para hacer el bien, en la vida que Dios nos ofrece tener.  

  1. Amor por el prójimo
En el evangelio de Lucas encontramos otro relato sobre el encuentro de Jesús con un religioso, el cual preguntó:

 “… ¿Y quién es mi prójimo?” Lucas 10:29

Ante el cumplimento de la ley por parte del religioso, quiso poner a prueba a Jesús, elaborando esa pregunta, esto porque, el religioso hacía alarde de su capacidad de cumplir las normas que exigían los judíos, pero Jesús conocía muy bien el proceder de aquella interpretación errada de la palabra, la cual estaba centrada en los intereses mezquinos del liderazgo judío.

El amor al prójimo que describe el evangelista, tiene que ver con la compasión[13] o el termino más actualizado “empatía”[14],  por el ser humano, el texto es desafiante para los receptores del mensaje, ya que hace referencia, de ser uno mismo prójimo del ser humano independientemente de su condición social, política, religiosa, nacionalidad, hombre, mujer, niño, joven o anciano. La referencia al buen samaritano tiene que ver con la compasión con los más desprovistos, o los desvalidos, los enfermos, los golpeados, abandonados, los enlutados, los hambrientos y sedientos entre otros.
El cristiano de hoy debe ser prójimo de todo ser humano, especialmente de los olvidados o excluidos socialmente o religiosamente.

El mundo en el que vivimos demanda cristianos comprometidos con Dios, con su palabra, con sigo mismo y con su prójimo, Dios nos ha llamado a ser luz no oscuridad, sal de la tierra[15]. Cuando el creyente comienza a abrir sus oídos del entendimiento entonces comenzará a vivir en su vida, el amor de Dios. El amor de Dios se vive, no es solamente un sentimiento, el mismo Jesús compartió con su vida lo que es amar a Dios. Como creyente hemos decidido atender el llamado de Jesús, por lo tanto caminaremos con él, aprenderemos a mejorar nuestra vida, compartiremos con otros lo que hemos recibido del Eternos Dios, lucharemos por la justicia sin distinción de raza, credo, nacionalidad, amaremos la obra de sus manos cuidándola, protegiéndola. Haremos el bien y no el mal, respetaremos a nuestros semejantes, ya sea niño, joven, viejos, pobres, ricos, enfermos o sanos. Como hijos de Dios estamos comprometidos con la justicia, nunca compartiremos las injusticias cometidas hacia la creación, venga de quien venga, diremos la verdad siempre, como lo hacían los profetas promoviendo siempre el bien.

Quien no intente hacer la voluntad de Dios no puede decir que ama a Dios, conociendo que la voluntad de Dios es obedecer su palabra.

Bienvenido a esta comunidad de hermanos en Jesús, que Dios guie nuestro camino hoy y siempre.





[1] Génesis 2.7
[2] SIMA BAZRI “El Matrimonio es una Misión” Instituto Haktav, Jerusalén, Israel 1986
[3] DIETRICH BONHOEFFER, “Ética” pag.73
[4] Partido político que llevó al poder  al régimen de Hitler en Alemania.
[5] STEPHEN R. COVEY, “Los Siete Hábitos de la Gente Altamente Efectiva”, pag.60
[6] Hechos 20:35-39 Reina Valera 1960
[7] Mateo 5.44 “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen…”
[8] Mateo 22:37-39 Ibid.
[9] TaNaK palabra hebrea que indica todo el Antiguo Testamento. Lucas 24.44 “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé,  estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés,  en los profetas y en los salmos.
[10] W. LASSOR “Panorama del Antiguo Testamento” p.1
[11] Salmos 119.105 Biblia Jerusalén
[12] Salmos 77:12  “Meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos”. Reina Valera, 1960
[13] Sentimiento de conmiseración y lástima que se tiene hacia quienes sufren penalidades o desgracias. Diccionario en carta. Aunque el sentido que Jesús le da, es una compasión que lleva a extender la mano y ayudar al que está en necesidad, y no solamente a expresar un sentimiento de lástima, eso lo representa muy bien el caso del buen samaritano.
[14] Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro. Diccionario común.
[15] Mateo 5.13-16

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