Susana
El estudio realizado por Diana Escalante, periodista del diario de hoy,
con fecha 29 de Enero del 2013 desvela por medio de dicho periódico, lo ya
conocido por las grandes mayorías “que las niñas de nuestro pueblo son víctimas
de los adultos”, que valiéndose de la “experiencia”, buscan aprovecharse de la
ignorancia de la vida de tales victimas. Lo interesante del relato que me
impresionó, fue lo atinado del comentario que la periodista hace, creo que sin
darse cuenta, revela uno de los factores de la vida en las mayorías:
“Cuando Susana Romero Crespo
decidió a los 15 años dejar la casa de su madre para empezar una vida de
familia con un hombre 11 años mayor que ella, no imaginó el calvario que le
esperaba.
Tres años después, en un arranque
supuesto de celos, su compañero de vida, José Mario Valladares, mató con un
corvo al bebé de ambos, de apenas 10 meses, e intentó hacer lo mismo con su
otro hijo de tres años y con Susana.
El homicidio del niño fue el
punto final de una relación de pareja marcada por la violencia, el abuso del
alcohol y las carencias de dinero,
cuyo escenario fue una humilde casa situada en el Cantón las Isleta, de San
Pedro Masahuat, departamento de la Paz”.[1]
Pareciera ser una película de terror, pero es
la realidad, son las cosas que suceden en nuestro país El Salvador.
Existen varios factores que intervienen en el bien común o el mal común,
en las relaciones sociales, desde luego que en un país capitalista, hacer algún
tipo de señalamiento que es real y que afecta a las mayorías es tildado de
comunistas,expresión que se ha satanizado desde tiempos remotos, el escritor
Alberto Masferrer fue exiliado en Honduras por su amor por el pueblo explotado
de aquel momento, por su forma de pensar en el bien de los oprimidos.
¿Es pecado hablar del mal cometido por los grandes?
¿Por qué nos afanamos en señalar el pecado del borracho, la prostituta,
el marihunero, el huele pega… y no señalaremos el pecado de los que se ocultan
tras un “bonito traje”?
Ya decían unos hermanos de mi cantón “el diablo se viste de seda”, y la
Biblia agrega: el Diablo se disfraza de angel de luz[2]
Los factores que la periodista señala son: abuso del alcohol y carencia de dinero. Quien de los que vivimos en
este país que cariñosamente le llamamos “pulgarcito de América”, y que no ha
nacido en cuna de oro, sino con todas las limitaciones que imperan en las
grandes mayorías, no podemos negar los estragos que vienen a la vida de dicha
población por la “carencia de dinero”,
recuerdo que de pequeño, mi madre una mujer trabajadora, de esas mujeres que se
parten el lomo trabajando por sus hijos, dejándonos bajo el cuido de “nosotros
mismos”, nos dejaba el desayuno preparado, pan francés con café, o hojuelas de
maíz con leche si era posible, algunos huevos picados para que abundara, y en
el almuerzo nos dejaba un sobre para preparar la famosa sopa magui. Salíamos a
comprar las tortillas y almorzábamos en la mesa, los tres hermanos “cuidándonos”.
Recuerdo que en un momento de mi existencia salí con unos de mis amiguitos del
mesón, fuimos a pedir dinero, mi madre no lo supo hasta unos años más tarde y
según la “experiencia” de mi amiguito las mujeres gordas que tienen delantales
en el mercado tenían más dinero, en realidad no me acuerdo cuanto recogí ese
día, pero al parecer no me iba tan bien, la cosa esta que no salí a pedir en
más de dos ocasiones.
Por la carencia de dinero pasan muchas cosas, las personas dejan de
estudiar por ganar un poco de dinero, nuestro país es uno de los más atrasados
académicamente, mi madre me dijo cuando salí del bachillerato (algunos no
tienen esa dicha de llegar a bachiller), “hasta aquí puedo ayudarte si quieres
estudiar más, tienes que ser por tu propia cuenta”, como dicen en mi pueblo
“que yuca”[3] fue ese momento. La mayoría de las desgracias
que vivimos como salvadoreños, es por la falta de preparación académica y
después por la falta de dinero.
Históricamente hablando, nuestro pueblo ha estado a la merced de los
opresores, desde la llegada de los españoles, y la paradoja “el encuentro de
dos mundos”, que hoy día es una ofensa a nuestro intelecto, “día de la raza” lo
llaman algunos. Descaradamente vinieron a robar, extorsionar, engañar y a matar
a los dueños absolutos de estas bellas tierras, los “nativos”, nuestros
antepasados. Es la historia la que nos hace reflexionar en el contexto de hoy.
La mujer y los niños, las personas más laceradas históricamente, Susana
y su niño de diez meses la evidencia fehaciente de la problemática imperante de
nuestros días. Similar caso presenta la Biblia con Agar la esclava y su hijo
Ismael, abandonados en el desierto; pero el caso fue distinto, tanto Agar e
Ismael vivieron para contarlo, Susana no tiene a su hijo y de seguro debe
llorar amargamente, recordando las caricias de aquella criatura a la cual
susurraba al oído alguna nota musical para que se durmiera. La tragedia que
envuelve a las mujeres y a los niños de este tiempo, es grande, preocupante, y los esfuerzos para la superación son pocos,
los gobiernos locales y estatales no procuran de manera contundente realizar
políticas que vindiquen a estos personajes maltratados en la historia.
La iglesia de hoy debe ayudar a nuestras hermanas con un mensaje de
esperanza, de superación quitando la venda, que por siglos a oprimido a los
“más débiles”, son débiles no por su aporte en la sociedad, a la familia, porque
si analizamos la enorme contribución de las mujeres en la sociedad dejaríamos
en tela de juicio el dicho de “sexo
débil”. Es la fuerza de hombre, los fuertes físicamente dominan o doblegan a su
compañera, llevándose a la cola a sus hijos.
El escritor católico Marcelino Legido, hablando sobre la cuestión
económica, expresa lo siguiente: “la situación económica condiciona la situación social, política,
cultural y religiosa…”[4] y más adelante abona: “la situación social depende estrechamente
de la situación económica, en realidad se funda sobre esta”[5].
Cuando la persona nace, nace en un contexto dominado por fuerzas ajenas
a él, la realidad se vuelve real, aunque esa realidad sea mal o pecadora, el lo
mira como “algo normal”, la mayoría de las personas vivimos en un mundo, no
nuestro, sino uno que es deshumanizante, ha sido construido por hombres que por
su avaricia, someten a las masas, para que estas no escalen, para que se
mantengan en el mismo nivel, el suelo.
Los caudales para someter a las masas son: los medios de comunicación y
aun la educción:
“la gran mayoría de la tecnología
no es neutra, ni moral ni políticamente… sino que es inherente explotativa,
alienadora y centralizadora”[6].
Los medios de comunicación
convierten al hombre en un ser idiotizado, podemos decir la proclama histórica
de “el opio del pueblo” en eso se han convertido la mayoría de los medio de
incomunicación, empobreciendo más al pobre y agrandando las bolsas de los
poderosos.
El pobre quiere imitar al rico,
las empresas extranjeras siguen saqueando a los pueblos como el nuestro,
empresas que tienen que ver con el amor al dinero y como dijo Alberto Masferrer
“Dinero Maldito”, el hombre vale más que el dinero, contradiciendo a Dios. El
hombre cuando fue creado, fue hecho a imagen de Dios, el que se cree poderoso
deshace esa imagen, no dándole lo suficiente para que este subsista.
El reto de la iglesia de hoy es
“educar”. La enseñanza en la superación del ser humano debe ser tarea de todos
los días de la iglesia. Aunque es una tarea espinosa, ya que la iglesia de Dios
ha pasado a ser la iglesia del dinero, sea corrompido, sea prostituido, no
lleva al hombre a un arrepentimiento genuino sino a un entretenimiento. La
iglesia de hoy debe convertirse al Señor dueño del universo y tratar de
enseñarle a los hombres la palabra de Dios y llevarla a la práctica, bien decía
Isaías sobre la importancia de bien hacer:
“Cuando levantan sus manos,
yo aparto de ustedes mis ojos; aunque multipliquen sus oraciones, no las
escucharé, pues tienen las manos llenas de sangre.
¡Lávense, límpiense! ¡Aparten de mi vista sus obras malvadas! ¡Dejen de
hacer el mal!
¡Aprendan a hacer el bien! ¡Busquen
la justicia y reprendan al opresor!
¡Aboguen por el huérfano y defiendan a la viuda! ”[7]
Las palabras del profeta de Dios, no son de una persona que desconoce su
realidad, al contrario cuando el Espíritu de Dios llega al hombre, este le
ayuda a ver la realidad, y por medio de una denuncia proféticamente, arremete
contra el mal. En aquella cultura (hebrea) no se deja el mal a un lado como en
nuestra visión de mundo, sino que el mal se elimina[8], no matando al ser humano sino matando lo que
lo lleva a hacer el mal. Isaías es de aquellos que aman al pobre, al
desposeído, a los débiles, por cuanto son el pueblo de Dios.
Es importante señalar que los hijos de Dios deben buscar la justicia como dice el texto, la justicia de Dios tiene
que ver con la obediencia a la Palabra de Dios, cuando el hombre es obediente,
su concepción de vida cambia, no es egoísmo que lo gobierna su corazón sino el
amor de Dios.
Pero el amor que está en el corazón del creyente no es un amor siego, individual
sino colectivo, no es insensible al dolor. Dios se expresará por medio de él,
como el caso de Jesús cuando llegó al templo y encontró un mercado dentro,
llamó a aquel lugar “cueva de ladrones”,
donde llegaban al “culto” pero no estaban dispuestos a cambiar, no dejaban de
ser ladrones, o la denuncia de parte de Juan bautista, hacia Herodes, por eso
describimos que Isaías expresa “ denuncien
al opresor, ¿quién es el opresor
sino aquel que es dueño de los medios de producción, el que tiene el poder,
armas, drogas, religión…? En la actualidad denunciar es sinónimo de
“comunista”, y a los que se expresan ante la indiferencia de los más poderosos
son perseguidos y callados. Muchos hombres ilustres de nuestra tierra El
Salvador, se han expresado ante el poder imperante, y fueron asesinados, cuando
en realidad solo obedecían a Dios.
También el creyente debe abogar,
expresión que implica una defensa, el abogado defiende, pero en un país dónde,
si la persona no tiene dinero, ¿quién lo defenderá?, porque el valor del hombre
está en el dinero, ¿Quién abogará por el huérfano? ¿Quién abogará por la viuda?
Personajes que según el caso del Diario de Hoy son los más vulnerables. Quien sino los hijos de Dios, los que
tienen la obligación de velar por la vida de los más sufridos. Sin miedo,
sin temor a nada y a nadie, el creyente debe ser obediente a Dios antes que a
los hombres, Dios no ha dado un espíritu de cobardía sino de amor y de dominio
propio.
Un día, no se qué día, mis ojos y no otros verán la redención de nuestro
pueblo, el trabajo no es fácil, decía Jesús “el
trigo es mucho pero los obreros pocos”, las cosas pueden mejorar, pero con
una iglesia viva, no una iglesia muerta.
Que Dios guie nuestro camino.
[1] Cita textual del periódico “El
Diario de Hoy” pg.16
[3] Expresión salvadoreña que
significa “difícil”.
[4] “Fraternidad en el Mundo”,
ediciones Sígueme Salamanca pg. 15 1986
[6] JERRY MANDER “En Ausencia de
lo Sagrado”, editorial cuatro vientos, chile. 1994
[8] Esta eliminación del mal es
con el bien, Dios trabaja el corazón de los hombres desde adentro hacia afuera,
si el mal está en la injusticia esta injusticia se elimina con la justicia,
claro está que hay que practicarla, el reto es llevarla a la realidad.
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