EL RICO POBRE Y EL POBRE RICO
Proverbio 13.7
“Hay quien pretende ser
rico, y no tiene nada; hay quien parece ser pobre, y todo lo tiene”.[1]
En la Biblia encontramos una de lucha de poderes, y
esta lucha, tiene que ver la trascendencia o la vivencia de las ideas que
desfiguran al ser humano, el desvío del camino de la justicia, por el camino
deshumanizante.
Proverbios un escrito del Antiguo Testamento encontramos
el consejo de los grandes sabios a sus receptores, todo con el objetivo de
optar por la senda de justicia. En la
actualidad se percibe un mundo en compartimentos (dominantes/dominados)[2]: la división es real, no
ficticia; por ejemplo: poderosos y débiles, blancos y negros, mujeres y
hombres, niños y adultos, jóvenes y viejos, sanos y enfermos, ricos y pobres…
Proverbios plantea esta misma realidad en los siguientes términos: luz y
tinieblas, malo y bueno, sabiduría e insensatez, pobres y ricos…
El mártir, Ignacio Martin Baro, agrega en uno de sus
grandes aportes al mundo, en relación al significado de ideología:
“aquellos esquemas cognoscitivos y valorativos producidos
por los intereses objetivos de la clase dominante en una sociedad determinada e
impuestos a las personas que los asumen como propios”.[3]
El jesuita expresa con claridad que los que dominan
los aspectos económicos, comerciales, educativos, culturales y sociales,
influyen de tal manera en la sociedad, que esta (sociedad), vive una vida ajena
a sus intereses o necesidades verdaderas, ya que el poderoso hace uso de todos
los recursos a su disposición, recursos como los medios de comunicación para
implantar su visión de mundo, aunque esa visión sea una visión espantosa para
las grandes mayorías, que subsisten por milagro de Dios.
El ser humano que nace, nace en un mundo construido
para tales fines, estos fines son en beneficio para el poderoso, no para
desarrollar al nuevo ser, en comunidad, sino para que este sea un peón, cautivo
de ideas que le destruyen. Por lo tanto la ideología del poderoso, cala en gran
manera el corazón de sus víctimas, que con todas sus limitaciones trata de
sobrevivir.
El pobre es pobre porque carece de muchas cosas elementales
para la vida, y entre esas carencias podemos mencionar: la falta de calidad
educativa, falta de posesiones materiales… que le reducen a vivir una vida cuesta
arriba, vida mísera.
En El Salvador, las grandes mayorías son víctimas de
la maquinaria que legitima al poderoso, tanto que el pobre se cree rico, como
cita el texto de Proverbios: “Hay quien pretende ser rico, y no tiene nada…” un
caso particular, en la ciudad de Santa Tecla (y en muchos otros lugares), departamento
de la Libertad, se encuentran varias comunidades marginales[4], estas presentan muchas
debilidades de infraestructuras, de insalubridad y seguridad… son conocidas
como sectores de riesgo o comunidad marginal.
Aparte de las
debilidades que se mencionaron, la delincuencia, el alcoholismo, violaciones, extorsiones y el narco menudeo son síntomas de
la crisis que viven las familias en estos sectores. Pero algo que llama la
atención es que estas familias tienen televisión, internet y teléfono
satelital, cancelando un aproximado de cuarenta dólares, cuota que puede servir
a los hijos para proveer educación universitaria en el futuro.
El pobre rico, cuando tiene unos cuantos billetes
trata de gastarlo en cualquier cosa, le estorba el “pisto”[5], no busca solventar sus
necesidades más apremiantes como la salud, la educación, alimentación… sino que
trata de tener “cosas”, no necesarias, aunque las percibe como necesarias.
Algunas de las seducciones para el pobre rico son: celulares, internet, consolas
de juegos de videos, comida chatarra… como si estas cosas le hacen una mejor persona.
El pobre rico se cree rico, posee muchas cosas pero no tiene que comer,
prefiere tener saldo en su celular que tener alimento en casa. El pobre rico se concentra en sí mismo, su
familia no tiene el valor que debe tener, su prioridad son las cosas que le han
dicho que tienen valor.
El salvadoreño ha caído en la tentación, ha
sucumbido ante la ideología consumista de los grandes, de los poderosos. Pero
no todo está perdido, debe levantar su rostro, debe conocer los brazos que le
roban su vida y combatir negándose a caer en las garras de las aves de rapiña,
no debe de vender su alma al enemigo. El salvadoreño tiene una herencia de
gente guerrera, la historia de nuestros antepasados testifica de la grandeza de
nuestro pueblo, náhuatl pipiles, hombres y mujeres capaces de enfrentar a los
españoles y muchos prefirieron morir combatiendo que ser esclavos del
extranjero, esa sangre guerrera corre por nuestras venas.
En este
sentido el salvadoreño debe apoyar lo nuestro, apoyarnos mutualmente, apoyemos
al mecánico automotriz, la tiendita de la hermana o el hermano salvadoreño, el
taller de electrónica, la tortillera, la pupusera, el hermano o la hermana con
su canasto en la calle o en el mercado, la vendedora de dulce, al vendedor de
adornos, al artesano, al que vende agua en bolsa, al albañil, al carpintero, a
la vendedora de panes en carretón…
El pobre rico es un ser extraño, ajeno a su
verdadera naturaleza. Razón tiene el proverbista cuando dice que hay personas
que “pretenden” ser ricos y no tienen nada, pero ahora se tiene una luz del
porque la mujer y el hombre actúan como
actúan en su mundo irreal. La ideología consumista le quita la vida.
Gran diferencia es el hombre que se cree pobre, pero
es rico, porque este cierra sus manos para no compartir, en buen salvadoreño
“tacaño” o “chucho”. Dueño de grandes empresas recibiendo grandes ganancias,
pero pagando salarios de hambre al verdadero pobre. Este pobre rico nunca tiene
para las verdaderas necesidades de los más desprovistos. El pobre rico se niega
a ser fiscalizado por el estado, promoviendo el libre mercado, de ahí el
monopolio de los precios.
El pobre rico nunca se sacia, siempre busca acaparar
más, y como resultado, el ser humano es un objeto, el pobre rico sobrecarga de
trabajo a sus trabajadores, en lugar de contratar más personal.
El pobre rico cuando se da cuenta que políticos que
se identifican con el pobre llegan al poder del estado, tratan de fomentar una
in-estabilidad, siembran zozobra por los medios de comunicación que están a su
servicio, todo porque no quieren ser fiscalizados o regulados por uno más
fuerte, ya que tocan a su ídolo “dinero” o “capital”.
El texto de proverbios dice “parece ser pobre”, en
realidad no lo es, es un rico, entendiendo rico como la persona que ha tenido
muchas facilidades para “triunfar en la vida”, caso contrario al pobre de
verdad, el cual su existencia no ha sido tan favorable.
Al pobre rico, no le hace falta nada, diferente es
el verdadero pobre que le hace falta mucho, en salud, bienes…
¿Con quién esta Dios? Con el pobre, si el rico
quiere estar con Dios, tiene que estar con el pobre. Jesús calificó a los ricos
como personas que difícilmente entrarán en el reino de Dios.
¿Cuál es la intención de Dios al hablar del rico y
el pobre?
Dios tiene la opción por el más desprovisto, por el
pobre, el que se encuentra como víctima y no como victimario, los ricos o
poderosos son ricos a cambio de la fuerza o la vida que le ofrece el pobre, es
el instrumento para enriquecerse, y ante su riqueza está la muerte a pausa del
más desdichado. Ante esa desventaja sobre el pobre, Dios es su justicia y
arremete contra el rico o poderosos. Dios interpela al rico, busca su
conversión de la voraz obra
deshumanizante.
El pobre debe tomar en cuenta el consejo sabio, tratar
de tener lo suficiente, luchar por las cosas que merecen esfuerzo, rechazar el
camino que traerá angustia más adelante, enfrentarnos valientemente con la
frente en alto, cuando las pruebas lleguen a la vida, ayudar a los que de
verdad nos necesitan, no podemos amar a Dios sino nos amamos mutuamente.
[1] Texto Bíblico tomado de la Santa Biblia Nueva
versión Internacional, 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional.
[3] Baro, I.
M. (1988). Accion e Ideologia, psicologia social desde centroamerica.
San Salvador El Salvador: UCA Editores. P.50
[4] Algunas de las comunidades ubicadas cerca del centro
histórico de la ciudad de Santa Tecla son: San Rafael, San Martin, Guadalupe,
la Cruz…
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